lunes, 20 de diciembre de 2010

Eclipse


Una vez más encendí la mecha, y deje que poco a poco detone lo que en mi crece como una parra, cáncer que jamás podrá de extirparse, facultad con la que nací y con la cual terminare mis días.
De tu mirada con la que me sentenciaste y me regalaste el mayor de tus desprecios, logre como engaño maldito al corazón, encontrar un amor falso clavado sobre las bases de la responsabilidad que unas ves no tuviste. Terminar antes de que siga empezando, debería ser algo mas que una opción.
Pero aun así como quien ve un espejismo, en el asco que me tenes, me hice a la idea que podía haber algo de cariño, que en cada decepción y charla, tenia una razón mas allá que el solo echo de decirme en la cara, tan claramente, el monumento al fracaso que represento para vos.
Y fue así como crecí, soñé y pensé, que de todo lo malo podía salir algo bueno, excusa más que reparadora cuando ya ni la almohada soporta las lágrimas del noche a noche.
La memoria, los años, la experiencia forjaron el mortero con el que hoy golpeo y mezclo cada una de las especias que fuiste entregando en momentos de antaño, el resultado es mas que turbio, y noto en cada palabra el desamor y la frustración con la que me dedicaste cada prosa, hoy me parece mentira hallar ahí los ideales de un futuro a conseguir.
Hoy tus ojos expresan el cansancio, y el pesar de más de 6 décadas de mirar con desprecio todo lo que te rodea, me toco alimentarme de ellos el último tiempo, pero ahora no es solo es lo que nace desde esas pupilas. Hoy reflejan, también la lastima y la resignación de no haber corregido lo que nunca debió de ser.
Se da que hoy sin buscarla, la reflexión es la que me encuentra, la noche eclipsada vio nacer estas letras. Y las tintas grises una ves mas son las que se desangran mas fácilmente. No apto para quienes de sentir, basan su vida.
Calculo los años que me restan o que sumo, y en cualquiera de los 2 casos, ninguna de ambas operaciones me brindan el consuelo de pensar, que tal ves, cambie y no me aferre de lo que no existe, tal ves en un futuro logre armarme de la valentía para poder vivir sin tantas mentiras propias.
Terminare por aprender, si el tiempo me brinda la oportunidad, lo insalubre de hacer de una mentira un sueño, de una ideología un dogma, y de tu menosprecio cariño. Si el reloj me acompaña, y la conciencia me sigue, lograre saber como desarraigar lo que nunca fue, el gran poeta dictamino que “todo enfermo tiene cura 1 minuto antes de su muerte”, y calculo que mi cura llegara 1 minuto después de esta.
Por que lamentablemente, como todo soñador, esa es mi condena, soñar constantemente las mentiras más hermosas, y para colmo de mis males no aprendí a dibujar los limites para evitar luchar por ellos. Como todo enfermo crónico con el último de mis suspiros será ira el último de mis sueños, por que mientras siga respirando será inevitable deshacer ese problema.
Inyectado de tu veneno, y desalmado en un rincón, espero que la guadaña sea más filosa que las ideas que me trasmitiste, al menos así tendré asegurado una partida rápida.
Se que no leerás mis tintas, por que jamás escuchaste mis palabras, siquiera cuando te rogué piedad, pero me reconforta la idea de que así como lo dije lo pensé, y así como lo pensé se volvió texto.
Como muchos de mis textos serán punto de encuentro de algunos que padecen lo mismo.
Pero entiéndase y que quede claro, que padezcamos el mismo mal y lo sepamos, no quiere decir que podremos dejar de seguir estando solos.