lunes, 21 de mayo de 2012

In Memorian

Hoy no recurro a mi imaginación, pero si a mi memoria. Como siempre toco a mi puerta las ganas y no la inspiración, pero ya que la noche se repite casi como calcada a la de aquella ves, voy a tomarme el atrevimiento de contarles una noche que por sencilla paso a ser especial. Casa de mi hermana, hogar de miles de recuerdos de mi infancia, tomando mates con ella y con su gran amiga Carina, quien si a mi hermana puedo considerar madre, a Carina puedo considerar tía. Ella puede decir que me conoce, cosa que muchas tías no pueden decir. En fin, la noche es fría y garúa, con las hornallas prendidas entre mate y charla y la campera puesta le hacemos frente al otoño, van llegando las casi 9 y tanto de la noche marca el reloj y para mi desgracia fue el momento en el que apareció esa clase de personas que no queremos nunca cruzarnos, son literalmente fantasmas. Desagradables que cada tanto nos toca toparnos con su horrible reflejo, la diferencia es que no genera miedo o terror, me produce unas nauseas casi inaguantables y un mal estar que me invita a salir de ese lugar lo antes posible con cualquier excusa. Y así fue; - Esta Notebook no la entiendo, no puedo trabajar acá pfff. No encuentro nada no me sale nada! – exclame con desgano y molesto. Hermana- boludo! ¿que no entendes? es una PC! - Nada, nada, necesito mis cosas, carpeta, PC… no se es otra cosa acá no puedo- mientras me levantaba de la silla y caminaba hacia la puerta de salida. Al notar que la puerta estaba cerrada, entre al cuarto de mi sobrina, aledaño a la salida de la casa y le pedí que me abriera; - ¿Te vas tío? - Si - ¿Saludaste? ¿le dijiste a mama? - Na, si tengo que saludar la tengo que saludar a esa cosa grotesca, prefiero irme calladito. - Bueno a mi salúdame Muaaks! – encajo un besote y un abrazo hermoso Así comencé mi camino a la estación de Bosch. No hice 2 cuadras y antes de llegar a la calle Jose Maria Bosch que tenía los dedos en rigor mortis por el frío. Metí las manos en el bolsillo de mi campera de Jean que poco abriga como para engañar, jamás deje de sentir frío ni dejaron de estar endurecidos y ardidos por el mismo. Como toda noche fría, y toda caminata por aquel barrio que te vio crecer y te abrazo tanto tiempo, cada casa nueva es recordad que había antes, para no olvidarte para sentir que todavía formas parte de esa historia, Estación de servicio Isaura, el video club Via Sil , el pinar, La fabrica de gatos entre otros recuerdos monumentales camino a aquel bosque de eucaliptos , donde reside la estación de tren que tantas mañanas me vio ir al 4to grado como tantas otras que me vio mis primeros pasos al secundario. Fue ahí donde realmente nace el por que de este relato. Estación de Bosh anden con destino Federico Lacroze, mi viaje terminaría mucho antes en Francisco Beiro. Como toda la estación día lluvioso por tanto húmedo y frío, los asientos no tientan a sentarse literalmente te podes terminar de congelar, así que tome posición apoyado sobre una pared, y comencé a ver los eucaliptos moverse con el viento y respirar profundo el aroma tan peculiar de esa estación, entre la grasa de las vías y el olor a eucalipto, es un perfume que de chico reconozco acompañado de una sonrisa. El tren camino a Coronado frena y deja en la estación a 3 peculiares personajes que entre el silencio solo se escuchaban sus risas y sus acentos de alguna provincia particular, vestían de una manera muy sencilla, para darles una idea alpargatas y con ese frío sinceramente los admiré, y sus instrumentos guitarra, charango, y una caja creo se llama “caja boliviana”, todo ese conjunto de cosas llamaba mi atención. Prendieron unos cigarrillos y ya se notaba en ellos una alegría y buena onda fuera de lo común, pareciera que ni el frío ni la lluvia los molestara. Cruzaron efectivamente el anden y se pararon para mi curiosidad a mi lado y no pude dejar de observarlos enrarecido por su acento tratando de identificarlos, como para pasar el tiempo y pensar en otras cosas, escuche entre comentarios de ellos que eran casi las 22:20 y que linda estaba la noche, me sorprendió aun mas ya que son pocas las personas que como yo, disfrutan de la lluvia. Subieron a mi vagón uno se sentó en su caja, y como dando se animo y entre sonrisa con una calidez y sencillez peculiar de la gente de provincia comenzaron a hablar con su ahora publico. Sinceramente pensé ufff que bajón, seguro cantan alguna pendejada horrible, deberían no molestar a la gente que viaja cansada con esa música pedorra, que pena no tengo mp3 o celular para taparme los oídos. Si, típica mala onda prejuiciosa del 80 % de los humanos, y fue así como inevitablemente los escuche; - Hola , señores señoras, no queremos molestar somos 3 estudiantes del conservatorio de música, y esta es nuestra alegre manera de pagar el alquiler. Les comento que somos una mescolanza de provincias- entre risas- y bueno, yo soy de Salta, él de Córdoba y el… y el no se jaja ¿eh chango? Jaja bueno vamo` a cantar de un autor que a nosotros nos gusta mucho y se llama Horacio Benegas ojala les guste ¿empezar chango? , dale vo arranca que yo te acompaño… Se miraron empezaron a tocar uno la guitarra el otro su charango y por ultimo se sumo el de la caja, y sin mas comenzó a cantar una canción que a medida el ritmo me pegaba la letra me enamoro, no lo podía creer cantaba bien y con un sentimiento que llegue a envidiar no solo como tocaban su música si no como lo sentían, de los 3 temas 1 solo me dejo impresionado, el primero. Así que cuando pasaron la gorra antes de despedirse no aguante las ganas; - Discúlpame, ¿como se llamaba el primer tema? - eee… ¿chango el primero? – Mirando al de la guitarra- ... ah, si “Donde alguien me espera” - Gracias – le dije mientras le ponía en el gorro 3 o 4 pesos en moneda que tenia en el bolsillo Se bajaron en la estación Fernández Moreno, los seguía admirando con envidia por esa energía esa Buena onda que tenían, mientras ellos comentaban, lo bien que calcularon que terminaron justo en la estación que se tenían que bajar; - que bien chango! Ja ni que hubiésemos calculado ché! Increíble, me fui recordando el nombre del tema para llegar a casa a escucharlo. Mientras continúe mi viaje coreando el estribillo y pensando en no olvidarme y la energía de estos chicos, dije de esto no me olvidare nunca, baje en la estación de Beiro y comencé a caminar a la parada del 110, ya habiéndome olvidado de la mala onda el prejuicio, el enchivamiento del frío la lluvia y la amiga desagradable de mi hermana, me quedo atrás la melancolía del barrio y esas cosas semi tristes que suelen acompañar la lluvia, y solo me quedo en la mente como redactar esta historia que hoy narro. Y como moraleja final, no solo el repetido sermón de no hay que ser prejuicioso, me quedo en la mente, como algo sencillo se hace eterno en nuestra vida, como gente que no conocemos ni conoceremos se hace inolvidable, también como esa gente trasmite esa Buena onda, y te puede cambiar el animo y regalarte una tan buena sensación. Y no tenemos segunda chance de verlas y decirles gracias. Cuanto tienen y no lo saben. Por eso este texto va esos 3 chicos que jamás creo se enteren, lo mastique y pulí varias veces en el tintero para sacarlo tan fresco como lo viví. A esos 3 chicos ¡Gracias!

miércoles, 9 de mayo de 2012

Fui soy y seré

Todos los días me levanto con la idea que hay que pelearla. Que nada es regalado, luchando, rompiendo mis arterias, mis ventrículos, apretando el alma, inflando los pulmones y hacer del esfuerzo un lema tatuado en la lengua para jamás dejar de repetirlo. Un estandarte que va de yugo sobre mis hombros, soy hijo del esfuerzo y por ende a fuerza me hago a entender q sin el no soy nada y que si algo soy es eso producto bruto de el. Por necedad animal tiro con fuerza hacia adelante mis sueños. Tan logrados, formados detallados y planificados, formidables de acero puro, pesados cual concreto, frágiles y destructibles. Con el tazón del buey avanzo, o eso intento, a base de paciencia los voy armando, encajando y trato que lo mejor de mi sea parte de ellos. Y eso mismo, lo mejor de mi los hace tan pesados. Sencillo seria que lo peor de mi ganara y aflojara, o tan solo cayera en la sencillez y la mentira de buscar lo practico para hacer de ellos algo simple sin complicaciones. Pero es mi personalidad barroca la que hace de un cubo un prisma y de un laberinto un océano. No puedo pecar de sencillo o simplista. No es propio de quien en el perfeccionismo encaminó su arte. De quien hasta lo que no sabe hacer lo hace con verbo y sin pensarlo, en su perfecto desorden. Y sobre mi almohada como yunque y la noche de martillo, con mi esencia como combustible, lo vivido de ejemplo y tantos otros condimentos voy forjando madrugada tras madrugada entre sonrisas, llantos y deseos, lo que quiero ser y no quiero. Las ideas llueven como la noche que hoy me acompaña y entre gotas me cae la idea de siempre que pasa a visitarme, “si fueras más ordenado en tu mente todo seria más fácil”. Si eso fuera así no seria yo, y si fuera fácil no me costaría el esfuerzo, por ende nuevamente faltaría una parte. No me avalan mis palabras, si no todo lo que pongo en juego para cumplir con ellas y no fallarme ni fallarles. En juicio me caben todas las causas de las cosas malas o cosas buenas, cosas sin terminar o mal terminadas. Pero si así fue es porque así soy. Si fallé en algo de seguro fue por no fallarme, por no cambiar, por seguir siendo lo que soy y que quedes de testigo que nunca deje de ser. Y si ese es mi problema, no lo veo como tal. A puro coraje y la pera arriba pararé con el pecho lo que dije con la boca. Porque a grito y desgarro seguiré haciendo bandera de que tengo la fuerza de mis palabras y la potencia para llevarlas adelante. Porque es lo que soy un puñado de sueños, palabras y vivencias que a capa y espada defiendo y predico, demuestro y dedico. Por que no tengo mas para dar que lo que soy, fui y seré. Después de recitar todo este padre nuestro tome el último mate de la mañana, agarre las llaves, respire profundo y pensé en vos. “Seréis Fuertes” dijiste, hoy otras ves mas “Seré Esfuerzo” replico.