jueves, 10 de marzo de 2016

Relatividades

Y me encuentro nuevamente frente al teclado y dando a luz una nueva mirada del pasado para tal vez entender ahora y prepararme lo que se aproxima en el futuro.
No tengo hoy una corriente de ideas que floten en un rio de espontáneos sentimientos, Son sin embargo, pensamiento nacidos de charlas pasadas narrando viejos recuerdos que anidan en mi memoria tan añejos, tan frescos. Locuras de un pasado, momentos tormentosos que hoy me saben tan dulce, y que al traerlos a la vida me es imposible no esbozar una sonrisa. Creo que es innato en todo ser humano, paradójicamente, nuestra amargura de hoy, será la miel de mañana, Pensémoslo un momento; es una verdad que casi todos odiamos la guerra pero que lindo es perder el tiempo mirando un documental de Vietnam en esos canales de documentales históricos.
En ese razonamiento simple es en el que hoy fundamento lo narrado, como el pasar del tiempo hace que todo sea tan inestable, por eso considero que nunca tengo todo ordenado, si no, más bien lo voy ordenando conforme avanza el almanaque. Ordenando el cajón de mis recuerdos llegue a ese rincón al que muchos temen otros no tanto, esos rincones que dejamos para el amor y cuando chusmie más exhaustivamente me di cuenta de que cantidad de increíbles anécdotas vivencie, que indudablemente  narradas por otro no las creería. Así fue que el amor y la locura me llevaron a querer indagar a mis amistades durante un tiempo y conocer sus demencias, Solo para encontrar al más loco entre los locos, y puta madre que muchos están sueltos sin medicamento aparentando cordura. Y si digo locos es por qué si hay algo que tiene el estar enamorado es la falta total de razonamiento criterioso.
Y así fue como amigo tras amigos me contaron como viajaron grandísimas distancias, soportaron lo insoportable, vendieron su alma al diablo, dejaron amigos, se pelearon con su familia, cambiaron de carrera, abandonaron su deporte o la tan famosa frase que engloba esta o muchas otras más como varias de estas en conjunto *perdí mi dignidad* y lo más lindo es que no solo una sino varias veces fueron uno a uno contando como en distintas relaciones fueron cometiendo lo que hoy llaman pecados.
Reflexionando sobre lo analizado note como todos de repente de sus batallas perdidas hacen bandera y estandarte, que no hace falta duplicar la apuesta, seguramente alguien va a salir a tomar el guante y retar a los padrinos y demostrar a viva vos de que el sí fue mucho más inocente infeliz, porque, y si quieren los invito a probar, no hace falta decir camine 100 cuadras para que alguien diga y yo!! Ja! 340!! y al instante otro diga JA yo 50 pero empujando un tanque, y así sucesivamente se baten a duelo entre risas, poniendo sobre la mesa insensateces indescriptibles.
y sin importar cual haya sido la locura de cada demente ! todas absolutamente todas las anécdotas concluyeron con un *no lo repito ni en pedo ni drogado* y es que debo decir que de eso jamás tuve dudas. Seamos sinceros nunca nadie realizaría ninguna de esas hazañas ni en pedo ni drogado, pero tengo por seguro que enamorado si, enamorado hay que dar por hecho cualquier gansada. Es así y no deja lugar a dudas; repito pruébenlo comentarle algún amigo vos realizarías tal cosa y la respuesta es Ni EN PEDO, de ninguna manera será NI ENAMORADO
y entre tantas locuras o entre tanto amor note como las escalas son tan relativas y como en distintas ocasiones se repetían una y otra vez un conformismo abrumante, que llamare Ley del desierto y es que cuando caminamos demasiado tiempo en el desierto cualquier cosa nos parece mucho, en el amor nos acostumbramos tanto al menos diez que el cero nos parece demasiado.
Increíblemente nos acostumbramos a darlo todo, y no recibir nada, calculo que la fuente de lo antes mencionado fue de chicos, es que cruelmente nos mintieron con que hay que dar sin esperar nada a cambio, solo de corazón, que vil mentira, lentamente comenzamos a generar la peor de las costumbres. En ese juego de palabras noto que totalmente enceguecidos y aludiendo a esa norma, muchas veces entregamos el corazón dejándonos sin vida para nosotros.

Y cuanto más busco y reviso tratando de desenmarañar esta trama de insanos pensamientos de cuanto loco enamorado escuche hablar, pienso que tan cierto será aquel chiste de Mafalda, y calculo que dios si patento la idea de un manicomio redondo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario